Hace unas semanas, cogí el puente de la Constitución y a unos amigos y nos fuimos a hacer el Camino de Santiago Portugués, cinco días, empezando desde Valença do Minho, para poder ponernos hasta arriba de bacalao nada más llegar.
En Valença, empezamos caminando siendo un grupo de cuatro, pero a Compostela, el grupo, ya bautizado como la “secta”, llegó siendo de diez, y de todas las esquinas, A Coruña, Vigo, Coslada, Triana, Barcelona y Cambrils.
La ruta está muy bien cuidada en casi todos sus tramos y hay albergues cada pocos kilómetros, pudiendo dividir las etapas a gusto, por si llega la pájara o simplemente apetece parar a disfrutar de la zona. Las vistas de la ría son impresionantes y los tramos monte a través transportan a otras épocas con menos civilización. Lo malo sea quizás que a lo largo de toda la ruta haya demasiados tramos de asfalto y un polígono industrial de tres kilómetros que parecen el triple, que hay que comerse con patatas, pese a esto es una ruta muy recomendable que merece mucho la pena disfrutar.
Algunos momentos del camino.
Próximo objetivo: Camino del Norte, y no dentro de mucho tiempo
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