Todo lo que está ocurriendo en estos días con Democracia Real y el 15-M, la Acampada Sol y el resto de acampadas por todo el mundo, ha hecho que el concepto que tenía de ciertas cosas haya cambiado.
Reconozco que yo era de los que acusaba a esta generación de ser “ni-nis”, quizás llevado por lo que nos ofrecían las televisiones, vendiéndonos todo lo que querían, princesas de Barrio lideradas por Belén Esteban, Botelloneros, Poligoneras y Porreros; Gafapastas que lo único que quieren hacer es estar con su i-book/i-pad/i-phone chateando o jugando a la Play.
Creía que vivíamos en sociedad abobada, de discusiones de barra y entrenadores de fútbol que entienden de todo y no saben de nada. Una sociedad que de cara a la galería se solidariza con todas las causas pero que en la intimidad sólo se mira su ombligo y cuida de que su pelusilla esté bien mullida, personas que dicen que dan pero que en realidad se lo quedan todo.
Eso creía.
Ahora me tengo que tragar mis palabras y nunca me he alegrado tanto de tener que hacerlo.
He visto a los Gafapastas dormir en la calle, a los Botelloneros barrer esas calles y a las Poligoneras montar guarderías. He visto a los Perroflautas dar conferencias de prensa, a los Engominados charlando con los Manteros y a los Pacíficos echar a los Violentos. He visto dar sin esperar recibir. He visto a la gente levantarse su sofá y salir a calle para decirle a los que nos roban tan descaradamente que se vayan de una puta vez.
Admito que había perdido la fe en la sociedad y que no daba un duro por ella, pero en estos últimos días he abierto los ojos y me he dado cuenta de que no es que la sociedad estuviera perdida, estaba oculta, la estaban intentado esconder para que no se viera, pero por fin se ha sacudido toda la mierda que le echaron encima y se ha dejado ver, ver y sentir.
Hoy puedo decir que estaba equivocado y que me alegro de ello. Me siento muy orgulloso de esta sociedad que ha salido a la calle para exigir lo que por derecho se merece y señalar con el dedo a los culpables de esta crisis en la que nos han hundido.
Estoy orgulloso de la Generación Sol.
Cierto es que no se ha ganado en esta primera cruzada, pero una revolución no cambia las cosas en una semana, tiene que ser constante en el tiempo. Ahora está germinando y lo primero que tiene que hacer es echar unas buenas raíces para poder crecer fuerte. Y estas raíces están creciendo tan fuertes que están abarcando todo el planeta.
¡No nos podrán parar!
¡Adelante!
Karni.
Reconozco que yo era de los que acusaba a esta generación de ser “ni-nis”, quizás llevado por lo que nos ofrecían las televisiones, vendiéndonos todo lo que querían, princesas de Barrio lideradas por Belén Esteban, Botelloneros, Poligoneras y Porreros; Gafapastas que lo único que quieren hacer es estar con su i-book/i-pad/i-phone chateando o jugando a la Play.
Creía que vivíamos en sociedad abobada, de discusiones de barra y entrenadores de fútbol que entienden de todo y no saben de nada. Una sociedad que de cara a la galería se solidariza con todas las causas pero que en la intimidad sólo se mira su ombligo y cuida de que su pelusilla esté bien mullida, personas que dicen que dan pero que en realidad se lo quedan todo.
Eso creía.
Ahora me tengo que tragar mis palabras y nunca me he alegrado tanto de tener que hacerlo.
He visto a los Gafapastas dormir en la calle, a los Botelloneros barrer esas calles y a las Poligoneras montar guarderías. He visto a los Perroflautas dar conferencias de prensa, a los Engominados charlando con los Manteros y a los Pacíficos echar a los Violentos. He visto dar sin esperar recibir. He visto a la gente levantarse su sofá y salir a calle para decirle a los que nos roban tan descaradamente que se vayan de una puta vez.
Admito que había perdido la fe en la sociedad y que no daba un duro por ella, pero en estos últimos días he abierto los ojos y me he dado cuenta de que no es que la sociedad estuviera perdida, estaba oculta, la estaban intentado esconder para que no se viera, pero por fin se ha sacudido toda la mierda que le echaron encima y se ha dejado ver, ver y sentir.
Hoy puedo decir que estaba equivocado y que me alegro de ello. Me siento muy orgulloso de esta sociedad que ha salido a la calle para exigir lo que por derecho se merece y señalar con el dedo a los culpables de esta crisis en la que nos han hundido.
Estoy orgulloso de la Generación Sol.
Cierto es que no se ha ganado en esta primera cruzada, pero una revolución no cambia las cosas en una semana, tiene que ser constante en el tiempo. Ahora está germinando y lo primero que tiene que hacer es echar unas buenas raíces para poder crecer fuerte. Y estas raíces están creciendo tan fuertes que están abarcando todo el planeta.
¡No nos podrán parar!
¡Adelante!
Karni.
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