22/6/11

Desbarres de barra. Como pez fuera del agua.

Como pez fuera del agua es la típica expresión que significa que estás en un lugar que no te corresponde y que no tienes ni puta idea ni de por donde moverte y mucho menos de lo que hay que hacer. Pues eso es lo me acaba de pasar esta mañana.

Trabajaba tranquilamente en mi ordenador cuando veo llegar a una compañera toda estresada y me dice que necesita un favor. Yo me imaginaba que sería que ayer se olvidaron de pedirme que les hiciera el diseño de alguna cosa y que lo necesitaban para dentro de tres minutos. Pero no.
- “Mira, que nos cambiaron el planning y ahora nos entra una secuencia con figuración y no tenemos a nadie, ¿te importaría venir?
Yo: - “¡Eh, mmm, ahh?!”


Claro, cuando estás con un compañero que necesita tu ayuda es difícil negarse.

- “eeeh, ¿pero que es lo que hay que hacer?”
- “Nada, sólo estar ahí, sentado en un pupitre, de fondo. Venga, ven para abajo que ya te dicen, además vas a estar con más figurantes, que voy hasta el departamento técnico a buscar más gente”.

Y allí bajé al plató, con lo puesto y sin afeitar. Al que no le gusta ni salir en las fotos.

Nada más entrar en el set me dan una libreta y unos apuntes de atrezzo y me dicen que vaya hasta una puerta que hay en el decorado. Debieron cambiar la secuencia porque allí el único figurante que había con los actores era yo. Y no tenía que estar sentado en un pupitre en el fondo, si no que uno de los actores me tenía que sacar del aula. Con plano y todo, ¡que bien!. Y yo más tieso que si me metiesen un palo de escoba por el culo.

- “Vamos a ensayar”
- “Tu mira para ahí el actor te coge te dice cuatro cosas, abre la puerta sales por ahí y giras hasta el fondo.”
- “eeeh, Vale.”

El actor me coge me dice cuatro cosas, miro para allí, salgo por la puerta y giro hasta el fondo mientras los actores siguen con la secuencia.

- “¡Bien! ¡Volvemos a primera!”
- “¿Fran, te llamabas, no?”
-“Karni, me llamo Karni”
- “¡Uy!, casi. Ahora cuando salgas, no lo hagas tan lento, ve un poquito más rápido.”

- “eeeh, Vale.”

Vuelvo a primera intentando no tropezar con nada y con mi palo de escoba insertado.
Viendo que no estoy muy acostumbrado a esas lides, el actor está muy majete conmigo, yo no lo estoy tanto.

El actor me coge me dice cuatro cosas, miro para allí, salgo por la puerta y giro hasta el fondo mientras los actores siguen con la secuencia.

- “¡Muy bien!” -“Oye, te vamos a poner un poco de maquillaje, por eso de los brillos”
(¿¡Maquillaje yo!?)
- “No puede ir en manga corta, que se supone que es invierno, que le traigan una cazadora de vestuario”
- ¡Vamos a grabar!”

Yo voy para mi sitio, maquillado, vestido y atrezzado, como si ya supiera lo que hago, intentando no llevarme por delante cables, focos, trípodes, vías de tren, gente y todo lo que se me cruza por el camino, lo que viene siendo el llamado efecto elefante en cacharrería.

- “Cinco y acción”

Nos rodean varias cámaras, dos micros y diez personas (y las que nos están viendo desde realización). El actor me sonríe y me hace gestos para que me relaje, pero el palo sigue sin moverse.
El actor me coge me dice cuatro cosas, miro para allí, salgo por la puerta y giro hasta el fondo mientras los actores siguen con la secuencia, hasta que la acaban.

- “¡Volvemos a primera!”

Y vuelta otra vez.
Yo a primera, vuelven los micros, las cámaras y la gente. El actor me coge me dice cuatro cosas, miro para allí, salgo por la puerta y giro hasta el fondo mientras los actores siguen con la secuencia, hasta que la vuelven a acabar otra vez. Y así cuatro veces más.

Al final, después de casi una hora para una secuencia de un minuto y medio, y sin haberla liado, me pude volver a la tranquilidad de mi ordenador, con la cara lavada, con mis tres segundos de fama ya grabados para la posteridad, y con unos pastelitos como premio.

Así es el mundo de la televisión.


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